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Saramago, Fidel, Garcia Marques, ...
Unidade
Liberdade
Democracia
Socialismo
Internacionalismo
A Revista Práxis sabe que os nomes nessa Árvore nunca fenecem. Árvore eterna, crescente, inesgotável.
A semente da liberdade germinada entre os povos do mundo sempre dará bons frutos.
Numa Terra sem amos, a Internacional.
El género humano es la Internacional.(Em Espanhol) La Internacional serà el Gènere Humà (Em Catalão). El género humano es l'Internacional (Em Castelhano). L'Internationale sera le genre humain (Em Francês). L'Internazionale, futura Umanità (Em Italiano). The Internationale unites the human race (Em Inglês). Die Internationale erkämpft das Menschenrecht (Em Alemão). In de Internationale zal morgen heersen op aard! (Em Norueguês). En de Internationale zal morgen heerschen op aard' (Em Holandês). Niin huomispäivänä kansat on veljet keskenään (Em Finlandês). Og Internationale slår bro fra kyst til kyst (Em Danês). Ty Internationalen åt alla lycka bär (Em Sueco). És nemzetközivé lesz holnapra a világ (Em Húngaro). Gdy związek nasz bratni ogarnie ludski ród (Em Polonês). S Intyernatsionalom vospryanyet rod lyudskoy (Em Russo). Enternasyonalle kurtulur insanlýk (Em Turco). Ying de na xiong naier jiu yiding yao shixian (Em Chinês). I-Internationale ibumb'uluntu lonke (Em Zulu). Ko te hunga mahi, mö te ao katoa (Em Maori). Ty Internationalen ét alla lycka bär (Em Suomi). Mit dem Internazional shteit oif ir arbetsleit (Em Yiddish). Internacia estos la tuta homa mond' (Em Esperanto).
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La Navidad que no se Olvida (O Natal que não se Esquece)
(Em Espanhol)
Dorindo Jayan Cortez
Diretor do Centro Regional Universitário de Colón, Panamá
¿Cómo llamar ‘causa justa’ a la acción que destruía hogares y acababa con vidas inocentes?
Navidad de 1989. Al igual que en las anteriores, la población esperaba – en medio de una crisis antes no vista – el esplendor de los foquitos y el sonido de bombitas y cuetes. Pero, no llegó.
El traqueteo de las metrallas y la ebullición de las bolas de fuego de las bombas Made in USA que cayeron sobre nuestro territorio hizo de la Navidad un verdadero infierno. Para los panameños no hubo la ‘‘feliz navidad’’ de siempre y mucho menos el ‘‘próspero año nuevo’’, y las bolsas de regalos de Papá Noel que esperaban los niños, ahora huérfanos, se diseminaron en fosas comunes con cadáveres de panameños inocentes.
11 años se cumplen de la invasión de Estados Unidos a Panamá o, lo que es lo mismo, de la genocida e indiscriminada acción militar de una potencia contra un pequeño e indefenso país. El resultado no podría ser otro: cientos de muertos, además de heridos de todas las edades, que hizo de los tradicionales festejos de alegría y de paz un escenario de luto y de dolor que estremecía la conciencia de un pueblo (o una parte del mismo, porque no hay que negar que hubo quienes aplaudieron tan brutal acción).
En los meses previos al ‘‘diciembre rojo’’ (por el color de la sangre derramada) se había puesto en marcha una guerra económica con graves efectos. Solo el empleo disminuyó en 60.7% en la construcción y 28.3% en el comercio. La guerra de baja intensidad que se le imponía al país, incluido el bloqueo y congelación de fondos, acabó con la economía local, hizo difícil la circulación e incrementó la miseria en los hogares; y todo so pretexto de presionar la salida de un general que ahora veían como autoritario y narcotraficante, pero que años antes había servido muy eficientemente a los planes del invasor.
‘‘Mal paga el Diablo a quien bien le sirve’’, reza el adagio. Para aniquilar a su antiguo aliado, inútil ahora para la nueva estrategia de Estados Unidos para América Latina, se imprimía la fuerza brutal de alta tecnología; un experimento, diríamos, con un armamento aún no utilizado en guerra alguna.
Nuestro territorio fue testigo de los sofisticados aviones F–117 Stealth, indetectables por radares, además de los helicópteros ALT–64 Apaches y los sofisticados Sheridan Tank, todo acompañado de una fuerza de más de 20 mil soldados que dispararon sin distinguir entre civiles y militares. Así cayeron, sin aliento de vida, hombres, mujeres y niños. El Instituto de Medicina Legal habló de 157 civiles, 65 militares, 73 desaparecidos, 16 carbonizados y 16 desconocidos. Hoy se sabe que esas cifras son mayores a los 327 señalados por esa institución.
En la Casa Blanca se justificó la escalada militar señalando que era, entre otras razones, para ‘‘proteger la vida de los norteamericanos residentes de la Zona del Canal’’, 35 mil en total. Ellos sí tuvieron su Merry Christmas and Happy New Year. Pero, ¿quién protegió la vida de esos panameños que ahora descansan en el camposanto o de aquellos, como la familia Corpas, cuya hija quedó con un pedazo de misil en el ojo? ¿Qué pudo significar aquella Navidad para ellos? Era la segunda vez, desde el 9 de enero de 1964, que la bota militar extranjera mancillaba nuestra dignidad. A esa inhumana acción, para asombro del mundo, le llamaron ‘‘causa justa’’. Pero, ¿cómo llamar así a la acción que destruía hogares, a la culpable de los gritos de terror de quienes – esa madrugada – huyeron sin rumbo y con la mirada hacia el cielo para evitar las bombas que caían?
11 años han transcurrido. Decía José Martí que los ‘‘pueblos que olvidan es porque tienen buena memoria’’. Quizás nuestro pueblo, el de hoy y el de mañana, olvide la despiadada acción militar, pero aun así quedará en el inconsciente de los que vivieron y sufrieron aquel drama, el sentimiento de soledad y de amargura de aquella triste Navidad.
Feliz Natal, Bom 2001. Gran Navidad y Año Nuevo!!
Néliton Azevedo, Revista Práxis. © Projeto Joaquim de Oliveira.
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